Día Mundial de la Fertilidad

Día Mundial de la Fertilidad

IGNACIO SANTIAGO ÁLVAREZ MIGUEL  
Catedrático de Biología Celular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura

Se está produciendo un incremento notable del número de mujeres infértiles, ya que los cambios sociales y económicos en los países más avanzados han provocado que se plantee acceder a la maternidad a una edad cada vez más tardía, cuando la fertilidad disminuye.

Estamos en el mes de junio. Juno, la mitología romana y por extensión una de las muchas deidades asociadas con la fertilidad. Con esta motivación, junio en general, y el día 4 en particular, han sido declarados mes y día mundiales de la fertilidad. Esta iniciativa pretende normalizar dentro de la sociedad el concepto de fertilidad, fomentar el conocimiento y cuidado de la salud reproductiva y combatir los estigmas que perduran alrededor de la situación que concurre cuando no tenemos esta capacidad de procrear y, por lo tanto, padecemos infertilidad.

De modo amplio, la infertilidad se puede definir como la incapacidad de conseguir un embarazo y llevar a cabo una gestación con éxito. La imposibilidad para muchas personas de tener hijos ha existido siempre y está bien reflejado en la historia de la humanidad con innumerables leyendas, ritos y hechos históricos relacionados con este tema. También la fertilidad ha sido siempre arropada por las religiones tanto antiguas como actuales, con deidades, santos y vírgenes asignados y dedicados al éxito en la reproducción y la maternidad. A diferencia de referencias históricas ya obsoletas que han estigmatizado a la mujer como principal causante de esta generalmente indeseada situación, en la actualidad existe consenso de que la infertilidad engloba muchas patologías asociadas a la incapacidad de tener hijos, tanto en hombres como en mujeres y la Organización Mundial de la Salud reconoce a la infertilidad como una enfermedad crónica que en España afecta a más del 15% de las parejas.

Además, se está produciendo un incremento notable del número de mujeres infértiles ya que los cambios sociales y económicos en los países más avanzados han provocado que se plantee acceder a la maternidad a una edad cada vez más tardía, cuando la fertilidad disminuye. Biológicamente está probado que los óvulos necesarios para la correcta construcción de un embrión envejecen de manera exponencial en los últimos años de la década de los treinta y comienzos de los cuarenta, impidiendo en demasiadas ocasiones una gestación exitosa o aumentando las probabilidades de aborto.

Indudablemente, como en la mayoría de las especialidades, la prevención de la infertilidad, con programas de salud reproductiva y preservación de la fertilidad y con medidas sociales de conciliación familiar y apoyo a la maternidad, es el camino principal a seguir. Pero cuando la prevención no funciona, no se puede seguir cuestionando la posibilidad de tratamiento a estos pacientes, ni por circunstancias coyunturales (recursos sanitarios) ni ideológicos (cuestionar la ética de la fecundación in vitro está fuera de lugar actualmente).

Con este argumentario, no se entiende cómo el Consenso sobre Natalidad y Salud Reproductiva, una iniciativa surgida de colectivos sociales y científicos que se ha presentado recientemente en el Senado y que establece directrices en esta materia a seguir por las autoridades, no haya tenido prácticamente reflejo en los medios de divulgación. Indudablemente estas cuestiones que son las que en realidad nos importan, van quedando eclipsadas por embrollos políticos y grandilocuentes decisiones económicas. Tampoco se entiende cómo aún se cuestiona por colectivos de diversa índole la racionalidad y beneficio de las técnicas de reproducción asistida y especialmente la fecundación in vitro, con numerosos indocumentados y sectarios que las vilipendian, acusándolas de atentar contra la dignidad y derechos de las personas o tildándolas de mercantilistas.

El tratamiento de la infertilidad por centros especializados, tanto públicos como privados, que cuentan con especialistas cualificados dedicados a intentar solventar esta verdadera pandemia, es uno de los logros de la medicina que más están transformando nuestra sociedad pues no sólo se está corrigiendo el problema de la disfunción reproductiva que afecta a muchas mujeres que desean ser madres y no lo consiguen, sino que también ha conseguido evitar el nacimiento de niños con enfermedades genéticas graves gracias al diagnóstico genético preimplantacional que selecciona embriones sin estas alteraciones.

Algunos datos pueden poner en contexto y relevancia estas afirmaciones. Según el último registro disponible de 2023, en España se realizaron unos 130.000 tratamientos de fecundación in vitro (FIV) que conllevaron el nacimiento de aproximadamente 40.000 bebés, cifra sorprendente porque alcanza algo más del 10% de todos los nacimientos que ocurrieron en España en esa anualidad. Extremadura hace ya más de 20 años que realiza, con el más alto nivel asistencial y con la tecnología más robusta y vanguardista, técnicas de reproducción asistida, con un número estimado de nacimientos de unos 6.000 bebés.

La contribución de las técnicas de reproducción asistida al incremento de la población (10%) puede resultar poco sustancial, pero las previsiones son de crecimiento a nivel mundial y especialmente en los países de nuestro entorno socioeconómico. La natalidad desciende en picado, con España acarreando una tasa de reemplazamiento poblacional de 1,12, una de las más bajas de los países desarrollados y totalmente insuficiente para la renovación generacional que requiere al menos 2 descendientes por mujer.

Aunque la infertilidad no es la principal causa de la baja natalidad (simplemente un gran sector de la población no se plantea tener hijos, sean o no fértiles), la aportación de un 10% a la ciudadanía gracias a la fecundación in vitro es considerable y actualmente ya han nacido en el mundo unos 8 millones de personas por esta técnica y cálculos recientes estiman que esta cifra podría llegar a ser de unos 200 millones para el año 2100.

Por favor, cuidemos nuestra fertilidad y tratemos a la infertilidad como una enfermedad tratable, celebremos el 4 de junio.

Miércoles 04.06.25  
HOY OPINIÓN

 

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